Un homenaje a la novela clásica en el que nada es lo que parece y nadie es quien dice ser.
«Me da vergüenza ponerme a escribir, como si desnudara mi alma.»
Así empieza el relato vital del capitán Simonini, un piamontés afincado en París que desde joven se dedica al noble oficio de crear documentos falsos. Estamos en marzo de 1897 pero las memorias de este curioso individuo abarcarán todo el siglo XIX. La infancia de Simonini transcurre en Turín, con la permanente disputa entre su abuelo, un conservador monárquico antisemita, y su padre, un revolucionario dispuesto a luchar por las causas más nimias. Muy pronto, el joven demuestra sus habilidades para el engaño y se convierte en espía. A través de sus investigaciones descubriremos lo más insólito, incluso a un Garibaldi al servicio de la masonería. Obligado a dejar Italia por ser hombre «que sabe demasiado», el capitán se instala en París, y muy pronto el poder francés recurre a sus servicios para que falsifique todo tipo de documentos y espíe las maniobras prusianas, pero también a ciertos personajes influyentes de la política del país. Lo ayuda en esta tarea el Abate Della Piccola, un clérigo extravagante y ambiguo, el alter ego de Simonini. Así, sirviendo a uno y otro, Simonini se ve involucrado en todo tipo de intrigas políticas y acontecimientos sociales, desde el surgir de